PATRIMONIO INDUSTRIAL Y PAISAJE CULTURAL
Muchos lectores se preguntarán ¿qué es el Patrimonio Industrial? ¿Por qué merece ser salvaguardado y protegido?
Según la Carta de Nizhny Tagil para el Patrimonio Industrial de julio de 2003, el Patrimonio Industrial son los restos de la cultura industrial que poseen un valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico, cuyo período histórico de principal interés se extiende desde el principio de la Revolución Industrial, la segunda mitad del siglo XVIII, hasta la actualidad. Estos restos consisten en edificios y maquinaria, talleres, molinos y fábricas, minas y sitios para procesar y refinar, almacenes y depósitos, lugares donde se genera, se transmite y se usa energía, medios de transporte y toda su infraestructura, así como los sitios donde se desarrollan las actividades sociales relacionadas con la industria, tales como la vivienda, el culto religioso o la educación.
¿Y qué es el Paisaje Cultural?
La explotación industrial transforma el paisaje natural en paisaje industrial. Según el Plan Nacional del Paisaje Cultural, IPCE 2015, tras el cierre de una industria, la relación naturaleza y hombre no desaparece. El lugar se convierte en soporte de la historia, en testigo de la memoria colectiva de las gentes del lugar, y los diferentes elementos que se encuentran en él en símbolos y transmisores de significados que identifican a una colectividad. Ese paisaje industrial se transforma en un paisaje cultural, como por ejemplo el Paisaje Minero de Ojos Negros.
ALIAGA ES UN PAISAJE CULTURAL MINERO Y DE LA ENERGÍA.
La construcción de la central térmica y de todas sus infraestructuras, así como toda actividad industrial y minera a ella asociada, constituyó un mega-proyecto nunca visto en Aragón anteriormente, que transformó el paisaje natural y rural de Aliaga en un paisaje industrial y modificó el estilo de vida de sus habitantes. Es por ello que el paisaje de Aliaga es un claro ejemplo de paisaje cultural de la industrialización pues nos remite de forma indefectible a la actividad minera y al proceso de la producción de energía operado a mediados del XX en la zona, así como al cambio del estilo de vida de su comunidad hasta hoy.
Actualmente y en el pasado, la actividad económica desarrollada por los habitantes del entorno de Aliaga ha ido determinando la configuración del paisaje en torno a la central térmica y su embalse, así como las zonas mineras de Santa Bárbara, Las Eras, El Salobral y Campos. Dicha actividad también ha modelado el terreno, ha modificado la dinámica ambiental y ha establecido una forma de relación del ser humano con el medio natural. Como resultado, encontramos un paisaje definido, que no es sino el resultado de la interacción de factores –geomorfológicos, bióticos, económicos, culturales y sociales- a lo largo del tiempo; que han sido percibidos de una forma concreta en cada momento, que encierran una serie de valores y claves paisajísticas legibles y que, finalmente, pueden ser apreciados e interpretados. Todo ello hace posible obtener una concepción integral como paisaje cultural minero y de la energía, a partir de la cual se podría programar una gestión adecuada, que represente una nueva forma de desarrollo social y económico de una zona deprimida desde que cesó la actividad industrial y minera, sin por ello renunciar a la conservación de los elementos que lo caracterizan.
A día de hoy, la central térmica de Aliaga sigue siendo una estructura única, dada su arquitectura imponente, su remota localización en la provincia de Teruel y el entorno privilegiado que la rodea.